viernes, setiembre 21, 2007



¿Qué se siente… decir que sí por presión?

Muchas veces, decir “no” se convierte en una misión casi imposible cuando nos presionan. Nos “arrochamos” frente a las miradas del grupo y a veces sufrimos consecuencias inolvidables.
Conversamos con Claudia Hernández y nos contó una anécdota. Algo inesperado surge de sus recuerdos… comienza el vals.
Ella tenía dieciséis años cuando, en una gran reunión familiar, un tío de su enamorado la sacó a bailar. El tío era de los fiesteros y bailarines y no se le pudo ocurrir una mejor idea que sacar a bailar a la enamorada del sobrino favorito de las cincuenta tías presentes. “Por supuesto que decir ‘no’ hubiese sido el gran roche” comenta Claudia. “Sobre todo con todos mirándome.”

Comenzó a bailar. Para colmo, era un vals criollo. Claudia se dio cuenta de que, por más que lo intentaba, no podía hacer nada con ese tipo de música y menos en esas condiciones. Parada ahí pensaba cómo estarían rajando de ella. Estaba avergonzadísima.
“Nunca aprendí a bailar vals” dice Claudia, y continúa contándonos que a partir de ese punto, se propuso a evitarlo diciendo ‘no’ cada vez que podía.


Alejandra Napurí





¿Qué se siente… tocar en público?

Al tocar en público la primera vez tienes muchas sensaciones al mismo tiempo y no sabes qué pensar. Extasiado, muy emocionado, no puedes parar de moverte. Cuando sales al escenario, con las luces, te quedas congelado por un segundo; viendo las caras en el público, te están mirando, tocas para ellos, es como un diálogo. Es mejor si te enfrentas a un grupo comprensivo, animado y divertido.
A veces cuando te equivocas en alguna nota, la gente no llega a darse cuenta del todo, porque no paras de tocar y disimulas, consideran que le quisiste hacer un arreglo propio a la canción. Esto es muy cómico desde el punto de vista del músico. Si supieran...
Como cualquier persona, después de hacer algo que le gusta, le apasiona y le entusiasma, sientes la necesidad de hacerlo de nuevo una y otra vez, nunca dejarlo. La sensación es sublime, una catarsis, un desfogue, lo máximo.
El público influye mucho. Sin la gente no se podría sentir la alegría de ver que a otros les gusta lo que haces. Compartir eso es invalorable y muy difícil de traducir en palabras. Simplemente es inexplicable.
Rodrigo Málaga