viernes, setiembre 26, 2008


¿Quedar rojo como un camarón?



Todos los que hemos tenido erisipela sabemos bien qué se siente. Los que no, pueden preguntárselo, pero no se sabe hasta que te sucede. La respuesta es sencilla y depende qué tanto puede doler y dónde.

Tener erisipela en la espalda es terrible. Peor si duermes boca arriba, los respaldares de las sillas son una tortura. Sientes como si la piel se te estuviera rompiendo. Muchas personas se ponen tomate para aliviar el dolor, pero no es chistoso oler a tuco.

Además de la espalda, las piernas son uno de los sitos más dolorosos cuando se broncea en exceso. Especialmente en la articulación de las rodillas. Te duele caminar, no se soporta. No puedes sentarte con las piernas cruzadas, no puede ni rozarte la falda, ni sueñes con usar jeans. Lo más “seguro” sería un short, pero quedar expuesto también puede ser doloroso… es todo un dilema.

En conclusión, es mejor protegerse porque el sol hace daño. Evita la erisipela, evita el dolor.

viernes, setiembre 19, 2008

Paren el mundo, me quiero bajar
Cuando de pronto te das cuenta de que el mundo gira más rápido de lo que debería, te das cuenta de que no todo marcha bien. Y es así como sucede siempre, aunque no queramos, no nos damos cuenta de que tan lindo es que todo este bien hasta que nos encontramos mal.

Durante más de tres meses estuve con un problema de la circulación y sentía que todo me daba vueltas. Hasta ese momento nunca me había dado cuenta de todos los beneficios que tiene estar bien: poder salir, caminar todo lo que quieras, leer, y hasta pequeñeces que no nos damos cuenta de cuanto disfrutamos hacerlas hasta que nos las prohíben. Es más, antes, habían veces que rogaba por enfermarme y faltar un día al colegio, a un examen, o a lo mejor a un día de Pachacamac.

Bueno, siempre me dijeron que uno no valora las cosas hasta que las pierda. Ahora digo, es verdad. Si bien cuando estaba sana no me daba cuenta de los beneficios que tenía estarlo, al perder todo eso lo único que quería hacer era decir: paren el mundo, me quiero bajar.
Maite Bustamante

viernes, setiembre 05, 2008


La hermana menor



Ser la hermana menor tiene muchísimas ventajas, pero también desventajas, háganme caso. Lo sé bien, ya que no tengo un hermano, sino dos. Los hermanos mayores son nuestros modelos, nos ayudan muchas veces con las tareas, aunque a veces no pueden entender que no nos salgan bien algunas, ¡como si naciéramos sabiendo todo! Tenemos a quién acudir cuando necesitamos algo en el colegio, pero no todos son beneficios.

No importa lo que uno pida, siempre te dicen engreída, no piensan que nosotros también tenemos necesidades. Uno tiene que aguantarse que estén molestos, ocupados, tristes y que el humor les cambie cada cinco minutos. Te critican todo el tiempo, porque comes mal, porque ves programas tontos, por tu modo de vestir. Se olvidan de que también fueron niños y les gustaban esas cosas.

Uno carga con su fama, aunque no se parezca en nada a ellos, Los profesores se confunden de nombre y tienen las mismas expectativas...Yo no soy mi hermano aunque a veces tener su apellido puede servir si es que era un chico “5”. Todo el tiempo la gente recuerda lo que ellos hicieron o dijeron, y te compara. No es nada fácil ser la menor...


Larissa Donayre